Fotografía diario El País
Por Manuel Chaves Quirós
Máster en desarrollo personal y profesional-Orientador vocacional
En agosto del 2020 la
organización ADECCO de España presentó los resultados de la XVI encuesta ADECCO
¿Qué quiero ser de mayor?, dirigida a niños y niñas en edad escolar(entre los 4
y 16 años).
En este estudio construyeron los
datos basados en las respuestas de más de 1800 niños y niñas de toda España en
cuanto a sus aspiraciones vocacionales y sus percepciones del mundo del
trabajo. La investigación resulta en una interesante radiografía en una población que está pasando por la primera de las etapas del
desarrollo vocacional: la etapa de Crecimiento y sus subetapas de Fantasía (4 a
10 años), Intereses (11 a 12 años) y Capacidades y aptitudes (13 a 14 años) y
también, en un porcentaje menor, aquellos que ya han iniciado su andar en la
etapa de Exploración (que inicia a los 15 y se extiende hasta los 24 años
aproximadamente).
Resulta particularmente curioso
poder darnos cuenta cómo van vivenciando y conociendo sus ideas acerca del trabajo, más allá de sus preferencias
vocacionales expresadas, porque todo esto en su conjunto va asentando las bases
de lo que serán sus futuras elecciones vocacionales. Un estudio como este, que
viene desarrollando Adecco desde el año 2004, nos puede permitir tener un
insumo muy importante para estimular, tanto desde la escuela como de la
familia, un desarrollo de carrera que incorpore sus intereses, la exploración
de sus ocupaciones preferidas, los valores del trabajo asociados a dichas
ocupaciones, las habilidades que van manifestando tanto a nivel curricular como
extracurricular y la información que se les pueda ofrecer de un mundo del
trabajo cada vez más cambiante y complejo que comienzan a percibir, si, pero
que requiere que reconozcan con mayor detalle.
En esa etapa llamada
“Crecimiento”, el desarrollo vocacional convive paralelamente con el periodo de
la educación primaria y esto resulta trascendente ya que desde la misma
escuela se puede promover una orientación vocacional mucho más sistemática que
siente las bases para que escuela y familia le den un mayor énfasis a este eje del desarrollo integral para que nuestros chicos y chicas adquieran un mayor conocimiento de sí mismos,
reconozcan sus habilidades e intereses y cumplan con las tareas de desarrollo
vocacional que les permitirá una mayor madurez vocacional para que, en las
etapas subsiguientes, sus elecciones vocacionales vengan precedidas de mayores
experiencias de autoexploración personal y conocimiento de las oportunidades para
desarrollar un mejor proyecto de vida.
Los intereses expresados por los
chicos y las chicas en este estudio son algo más que fantasías vocacionales:
pueden llegar a ser el punto de inflexión que los haga soñar con un futuro de
mayores expectativas en el tanto sus familias y el propio sistema educativo les
estimulen, provean experiencias de exploración con esos intereses y las
habilidades que van a ir adquiriendo y, muy importante aún, proporcionen una
información robusta y actualizada del mundo del trabajo que les tocará
enfrentar a esas generaciones.
En primera instancia, la encuesta
de Adecco nos refleja que existen pocos cambios en las ocupaciones preferidas y
que se han manifestado ya en las encuestas de años anteriores y algunas de
ellas se presentan en mayor medida marcadas por la pandemia de COVID19 y los
confinamientos a que nos hemos visto expuestos durante el último año. Así,
ocupaciones del área de la salud como enfermería y medicina aumentaron de
preferencia y aquellas relacionadas a los deportes (como ser futbolista,
tenista o piloto de fórmula 1) mantienen los primeros lugares, seguidos de
policías, bomberos o guardas forestales.
Es claro que estos datos
iniciales muestran que los intereses vocacionales de la subetapa de “Fantasía”
mantienen un arraigo muy importante en la muestra del estudio.
Más adelante se establece que se
mantiene un interés en el área de educación en menor medida que la encuesta del
año anterior y, como consecuencia de la digitalización y la fuerte presencia de
las redes sociales en esta población, ser un “youtuber” se mantiene como una de
las cinco principales ocupaciones para los chicos. De igual forma, la ingeniería y la informática
aparecen dentro del top 10 aunque de una forma bastante insípida aún a pesar de
que, en muchos estudios, se establecen como dos de las áreas con mayores
oportunidades laborales en el futuro.
Top 10 de las ocupaciones preferidas
por género según
XVI encuesta ¿Qué quiero ser de mayor? 2020.
Es interesante observar como es que se mantienen algunas
diferencias en las preferencias por género, a pesar de las coincidencias en las
áreas de salud, educación o servicios de seguridad pública, ya que en cuanto a ocupaciones
dentro del área de tecnología o ingeniería las niñas no señalaron ninguna.
Este dato hay que verlo con ojos muchos más críticos y amparados a lo que
sucede en estos momentos en el mundo ya que, de lo contrario, podemos cometer
el error de verlo como “algo normal” de las fantasías vocacionales que los
niños y las niñas experimentan hasta antes de los 10 años y la influencia
“inevitable” de la socialización. Es aquí en donde debe de entrar en juego una
orientación que, tomando como aliada a la escuela y a la familia, permita trascender
esto con una mejor formación, una educación más integral, con información del
mundo del trabajo y, muy importante, trabajar desde esas edades tempranas en el
proyecto de vida (y yo propondría aquí la promoción de un plan estratégico
personal desde la transición de la escuela primaria a la secundaria).
No se trata de que las chicas no experimenten sus propias fantasías
vocacionales sino más bien la oportunidad de que puedan ensanchar el abanico de
posibilidades que pueden tener y que pueden significar mejores oportunidades de
desarrollo personal y calidad de vida en su futuro.
Hay datos que nos muestran la gravedad en las desigualdades de género en
cuanto al mundo del trabajo y, muy especialmente, a la vulnerabilidad que están
enfrentando las mujeres debido a los
trabajos que tradicionalmente ejercen.
En un artículo del diario El País (España) titulado “La brecha de género
sale cara” se señalan algunos datos que son realmente sorprendentes:
· El mundo sumaría
23 billones de euros a su PIB si se suprimiera la desigualdad entre el hombre y
la mujer” aumentada ahora por la crisis del COVID19 (nada más para darse una
idea: la riqueza total de EEUU en 2019 llegaba a 20.5 billones).
· En abril de 2019
el 55% de los 20.5 millones de empleos que se perdieron correspondió a puestos
de trabajo ocupados por mujeres. Una de las razones de esta pérdida fue que la
mayoría de estos empleos se ubicaban en sectores tradicionalmente ocupados por
ellas como hostelería, ocio, cuidados personales y servicios sanitarios. Esto
ha sido tan grave que a esta pérdida de puestos de trabajo y su lenta
recuperación se le llama “shecession”(algo así como la “recesión de ellas”).
· Se cree que si
hombres y mujeres tuvieran el mismo nivel de emprendimiento la economía del
mundo crecería entre 2,5 y 5 billones.
·
La pérdida de
empleo se ha acentuado en la pandemia debido a que, además de los trabajos que
tenían, se aumentaron sus responsabilidades por el cuidado de los niños y niñas
debido al cierre de las escuelas.
·
El impacto del cuido
de los hijos en cuanto a pérdida de horas trabajadas y pérdida de salario es
condiderado “brutal” para las mujeres. Un trabajo preliminar de la Universidad
Complutense de Madrid afirma que “las investigadoras antes de la pandemia
dedicaban 6,2 horas semanales a trabajar en sus publicaciones (donde se gana el
prestigio académico), pero durante la crisis cayeron a 1,6 horas. Por el
contrario, en los hombres el tiempo aumentó de 7 a 8,1 horas. ¿Quién cuida del
hogar orillando su futuro laboral?” (esta última pregunta que se hacen al final
me parece lapidaria).
·
Relacionado a lo
anterior, las mujeres efectúan al menos 2,5 veces más trabajos que los hombres relacionados
con los cuidados y la casa.
· En EEUU la
riqueza media de los hombres blancos solteros menores de 35 años (22.640
dólares) es 224,2 veces mayor que la de las mujeres negras solteras (101
dólares).
· En cuanto a la
aportación de calidad en el mundo del trabajo es necesario romper con los
“techos de cristal” que aún impiden que las mujeres accedan a puestos
directivos y de mayor importancia dentro de las organizaciones. Aún en el mundo
no se ha terminado de hacer conciencia que es preciso cerrar las brechas de
género ya que la mujer representan a poco más del 50% de habitantes en el planeta y con ello estamos
perdiendo salud en la economía e innovación, además que “con ella, su
creatividad, su sensibilidad, su fuerte conciencia social en materias como el
medio ambiente, la habilidad para trabajar en equipo (con menos ego que los
hombres) o la facilidad para comunicarse y crear plantillas muy comprometidas”,
detalla una alta ejecutiva citada en el artículo.
·
En los países que
forman parte de la OCDE, las mujeres ganan de media un 15% menos que los
hombres. Y conste que su principal misión es “Diseñar mejores políticas para
una vida mejor” (bastante trabajo les queda por hacer para alcanzar semejante
misión).
· En el caso
específico de España, en cuanto a educación se refiere, la brecha de género es
del 67,9%. Pese a que las mujeres cuentan con mayor preparación académica que
los hombres, en los últimos cinco años la distancia entre unas y otros se ha
ampliado debido al bajo acceso femenino a las carreras STEM (ciencias,
tecnología, ingeniería y matemáticas).
· En relación a
esto, según un estudio publicado por Forbes México en 2017, en los próximos
años el 45% de las ocupaciones serán automatizadas en alguna medida, razón por
la cual la demanda de empleos se situará principalmente en esas áreas. Parte de
ese estudio señala que sólo el 8% de mujeres matriculadas en las universidades lo
hacen en esas carreras. Este es un dato que es preocupante para las mismas
economías de los países y las empresas ya que se establece que no se cubrirá la
demanda de personas trabajadoras con estas habilidades si no se integra a las
mujeres en estas áreas vocacionales.
Para Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI y profesor de Economía en
la Universidad de Harvard, la pandemia ha producido un retroceso en cuanto a la
desigualdad de género “lo que evidencia que se necesita un cambio social mucho
más profundo”. Así que, desde este punto de vista, no nos podemos quedar
observando o validando la reproducción de estereotipos en los intereses
vocacionales sino más bien revertir una tendencia que agrava la calidad de vida
de las mujeres y de la sociedad en general como lo muestran claramente esos
datos.
A lo que me refiero con esto es que es preciso ensanchar el abanico de sus
intereses y posibilidades desde que están en edades escolares para que puedan
tener mejores parámetros en su futura elección vocacional.
Esto tiene importantes repercusiones que nos deben llevar a mejorar sustancialmente los procesos de autoconocimiento, la autovalidación de habilidades presentes desde edades tempranas relacionadas de alguna manera a las áreas ocupacionales que permitan a las chicas considerarlas seriamente para su futura elección vocacional, un muy fuerte componente de información de las oportunidades del mundo del trabajo que se vislumbran para estas generaciones y, de forma especial, ayudarles en el proceso de encontrar mujeres referentes vocacionales en donde se vean no solo identificadas sino proyectadas en un futuro con mejor calidad de vida.